Pozole con carne humana

 Pozole con carne humana
José Carlos Avilés Becerril

“Los imperios español y mexica

ambos eran crueles pero cultos”

Hugh Thomas

Hace aproximadamente 35000 años que llegó el hombre a América, fueron en un inicio cazadores de mamuts, aunque también cazaban animales de menor tamaño como conejos, liebres, tuzas y venados; pescaban también en ríos y lagunas.

Antes del dominio de la agricultura, seguramente sembró y se alimentó de cactus y magueyes, aprovechando, por supuesto, el nopal y la tuna.

El primer cereal que cultivaron no fue el maíz precisamente, sino la setaria o panizo, elaborando incluso harina. Así se alimentó durante 1500 años aproximadamente hasta que cultivó y dominó el que sería la base de su alimentación: el maíz, derivado del teosintle.

Incluían en su dieta el aguacate, calabaza, jitomate, tomate, cacahuate, cacao, amaranto, frijol, chile, quelite, huazontle, zapote, capulín, pitahaya, guayaba, nanche, entre otros, incluyendo algunas plantas silvestres. La variedad culinaria mexica se puede apreciar en el códice Florentino y el mapa Quinátzin, entre otros.

A la llegada de los europeos, los mexicanos se alimentaban básicamente de los derivados del maíz, elaborando tortillas, atole y tamales; alimentos cárnicos, como carne de perro (itzquintli), y guajolote. Estos eran domésticos, pero eventualmente consumían venado, tuzas, pecari, armadillo, conejo, tlacuache y algunas aves acuáticas (migratorias).

Ahora abordaré lo relativo a los sacrificios humanos entre los aztecas.

Las víctimas sacrificiales eran en realidad personificación del dios de los pueblos prehispánicos. Según escribe Geoffrey Conrad en “Religión e imperio”: los sacrificios humanos y el canibalismo ritual debían de producirse solamente con ocasión de los principales e importantes ritos o victorias militares. Si no había guerra, la inventaban como buenos mexicanos, esto es, las “guerras floridas”.

Los cultos religiosos de la mayoría de pueblos antiguos evolucionan del sacrificio humano al de animales y hacia una forma simbólica como en el caso del cristianismo, comer el “cuerpo de Cristo”, para entrar en comunión con su dios. De tal manera que no tiene porqué extrañarnos u horrorizarnos nuestro pasado azteca. Por ejemplo, el culto religioso entre los mayas, se desarrollaba en fiestas y danzas rituales, donde se sacrificaban animales, lo que denota ya un desarrollo hacia lo simbólico.

La enciclopedia Espasa, resalta que un aspecto singular de la religión azteca lo constituye la celebración de sacrificios humanos. Era una costumbre extendida con la que las víctimas se ofrecían al Dios Huitzilopochtli. Resaltar es importante, que ya también estaba en transición el sacrificio de perros (itzcuintli) y de codornices, a la llegada de los españoles.

Algunos intelectuales niegan el sacrificio humano y el canibalismo entre los aztecas y piden pruebas documentales, oponiéndose a que esas pruebas sean las de los cronistas  de la conquista y los evangelizadores españoles. Les diremos que esos cronistas (coronistas) y esos frailes, invariablemente tienen que ser consultados como fuentes históricas documentales, pues muchos fueron testigos presenciales.

En cuanto a los códices sobrevivientes, también son sincréticos y la mayoría fueron destruídos. A manera de ejemplo citaremos que Fray Juan de Zumárraga, primer arzobispo de México, en una carta dirigida en 1531 a un capítulo de la orden franciscana de Tolosa, se ufana de que las manos de sus monjes habían arrasado 500 templos indígenas y despedazado 20,000 de sus ídolos. Él mismo dirigió la destrucción y destinó al fuego los valiosos archivos de Texcoco (Walter Krickeberg; Las antiguas culturas mexicanas).

Lo mismo hizo el valiente segundo obispo de Yucatán Diego de Landa con los manuscritos mayas, quemándolos públicamente en Mérida en 1562.

De los mencionados códices salvados, pueden documentarse los sacrificios humanos aztecas en el códice Magliabecchiano,el códice Florentino y el Matritense entre otros.

Prologado lo anterior pasaremos a documentar los sacrificios y la comida con carne humana, dejando de lado prejuicios y complejos como el que mencionó el filósofo michoacano Samuel Ramos.

Fray Bernardino de Sahagún es quien más ha aportado respecto a las costumbres de los aztecas. Al referirse al dios Huitzilopochtli en su confutación (refutación), dice que en su honor se hacían grandes fiestas cada año y mataban muchos hombres, sacándoles los corazones, derramando delante de él su sangre y comiéndose las carnes de los sacrificados.

Otra costumbre idolátrica en su primer mes del año dedicado al dios Tlaloc, en esta ocasión eran inmolados niños en lo alto de las montañas. Gran cantidad de niños –continúa Sahagún—mataban cada año y después de muertos los cocían y comían.

Otra ceremonia dedicada al dios Xipe, una vez muerto el sacrificado y extraído su corazón, lo arrojaban por la escalinata hasta llegar al piso, lo tomaban unos viejos que llamaban yuaquacuiltin y le llevaban a su calpulli donde le despedazaban y le repartían para comer.

La “Historia General de las Cosas de la Nueva España” de Fray Bernardino de Sahagún, Ed. Promo Libro, España (Libro segundo), encontramos la cita que a continuación escribimos. También la podemos encontrar, por supuesto, en Editorial Porrúa. Una vez que habían llevado a Moctezuma un muslo del sacrificado para que comiese, “Cocían aquella carne con maíz y daban a cada uno un pedazo de aquella carne en una escudilla o cajete, con su caldo y su maíz y su maíz cocido, y llamaban aquella comida Tlacatlzolli”. Yo creo firmemente que ese alimento era el tradicional pozole, que seguimos consumiendo los mexicanos.

Respecto a la cita anterior se encuentra esta referencia a esa costumbre en varios libros y enciclopedias extranjeras. Esos autores y lectores extranjeros, probablemente no conozcan ese alimento de maíz cocido, pero todos nosotros, los mexicanos, sabemos que es ese tradicional y rico pozole.

El pozole, alimento sagrado prehispánico, es un guiso que consiste en un caldo muy condimentado, cuyos ingredientes principales son granos de maíz tierno, chile y carne de cerdo o pollo en la actualidad, pero que: “Diego Rivera afirmó que era sazonado con la carne de los jóvenes ofrendados al sol” los datos anteriores y la cita es tomada del Atlas Cultural de México, editado por la SEP, el INAH y Editorial Planeta, coordinado por el Dr. Enrique Florescano.

Esa afirmación de Diego Rivera levantó en su tiempo admiración y crítica en contra, esperemos que el presente artículo no tanto, pues sólo son transcripciones y opiniones de un aprendiz de historiógrafo.

El pozole que no hay que confundir con el pozol, que originalmente se llamó así a una bebida preparada con maíz fermentado, que logra el crecimiento de microorganismos que fijan el nitrógeno del aire, lo que consiste en una “fábrica de proteínas”.

En fin, aquí nos estamos refiriendo al pozole, el cual era un alimento sagrado prehispánico.

Otra cita del mismo autor agrega: “…el corazón, el cual luego ofrecían al sol y a los otros dioses, señalando con él hacia las cuatro partes del mundo. Hecho esto, echaban el cuerpo por las gradas abajo, tomábalo el que lo había cautivado y hecho pedazos, le repartía para comerlo cocido” (Sahagún).

Francisco Javier Clavijero escribe en su “Historia Antigua de México”, que cuando la víctima era algún prisionero de guerra, luego que lo sacrificaban le cortaban la cabeza y conservaban en el osario, y echaban a rodar el cuerpo por las escaleras del templo, donde lo tomaba el que lo había apresado y con gran regocijo lo llevaba a su casa para hacer guisar su carne y dar con ella un banquete a sus amigos.

Fray Bartolomé de las Casas, haciendo eco a lo dicho por Sahagún, y repetido por Clavijero, escribe que después de sacrificados llevaban los cuerpos “… porque esta carne tenían por tan consagrada que comiendo de ella creían quedar santificados”.  “Los cuerpos después de los sacrificados echábanlos de las gradas abajo y de allí los ministros los llevaban a las cocinas donde los hacían pedazos (Bartolomé de las Casas)”.

Siempre se come, pide y sirve el pozole con la carne de cerdo en “pedacitos”, la que trajeron los españoles y les ofrecieron, haciéndoles creer que tenía el mismo sabor de su carne humana de sacrificado. Aunque hipotéticamente el pozole se comía con carne humana, se sustituyó por carne de cerdo.  

Fray Juan de Torquemada ratifica que: “La carne de hombre que comían, no la comían porque sí, sino que había de ser de la sacrificada”.

Ahora, con Fray Toribio de Benavente “Motolinía”, de la fiesta llamada Panquezalisthi, y de los sacrificios y homicidios que en ella se hacían, y cómo sacaban los corazones y los ofrecían, y después comían los que sacrificaban, y agrega: “… Los otros indios procuraban de comer carne humana de los que morían en el sacrificio, (…) llevábanlo y aparejaban a aquella carne humana con otras comidas  –seguramente pozole–, y otro día hacían fiesta y le comían.

Con este pequeño ensayo, afirmamos en base a lo documentado, que la carne sacrificada se servía y comía en el alimento que nosotros conocemos como pozole.

Isauro Gutierrez