Orígenes de Alejandría


Pablo Manuel Ramos Vallejo
El cristianismo no es una opinión y no consiste en palabras vanas.
¡El cristianismo es Cristo!, ¡Es una Persona, es el Viviente!
Desde la dinastía de los Reyes Lágidas o llamada también dinastía de los Ptolomeos, los judíos de la diáspora, protegidos por la tolerancia del mundo pagano, en materia de diversidad religiosa, se establecieron en Alejandría, y crearon un activo foco intelectual con un centro de estudios hebraicos. Los judíos ahí, gozaban de todos los derechos civiles, como cualquier ciudadano griego, pero mantenían las prerrogativas concedidas por los reyes persas, y constituían una comunidad política independiente y autónoma, limitada sólo por la subordinación a Los Ptolomeos primero, y a Los Romanos después. A su frente tenían los cargos de las comunidades de la diáspora: Arcontes, que regían los asuntos administrativos y judiciales, y el Archisinagogo a quien correspondía todo lo referente al culto, además de un Etnarca con grandes poderes civiles que le permitían tratar con los funcionarios de Egipto o del Imperio Romano. Los judíos alejandrinos, constituyeron así, un grupo étnico apartado de la población de Alejandría, con un aislamiento lingüístico, económico y cultural que les permitió conservar su raza y religión, fieles a la ley y a las tradiciones ancestrales.
Los Romanos, que antes del Imperio habían sido aliados de los judíos, les otorgaron algunos privilegios más, como la celebración del Shabat. Sin embargo, el sentimiento antijudío fue alentado por los escritores griegos alejandrinos, que les acusaban de exclusivismo, grosería y deslealtad. Probablemente a los egipcios les irritaba la tolerancia que el imperio había otorgado a los judíos, y no faltaba entre ellos el descontento por la dominación foránea, primero griega y luego romana. Ese resentimiento se tradujo en una xenofobia que terminó por descargarse contra el pueblo hebreo. Esto, más la envidia social frente al florecimiento de esa colectividad, fue caldo de cultivo para las primeras agresiones escritas, como las de Apión, iniciador de las agitaciones antijudías que el año 38 provocaron que decenas de miles de judíos fueran asesinados. Siendo sólo dos los personajes que se enfrentaron a Apión: Flavio Josefo, que tituló una de sus obras Contra Apión; y como apuntamos en un artículo anterior, el filósofo Filón de Alejandría, que encabezó una delegación para entrevistarse con Calígula, intentando acabar con la violencia en la ciudad.
La negativa judía a practicar el culto oficial al Emperador, junto a las dos revueltas judías, provocó la hostilidad romana y diezmó la población judía en Alejandría (al igual que en Jerusalén), que constituía un 40% de la ciudad hasta el siglo II d. C.. Así pues, las relaciones entre judíos y griegos siguieron siendo tensas y Alejandría se convirtió paulatinamente en un foco de antisemitismo. El mismo Lisímaco, director de la Biblioteca de Alejandría, fue uno de los instigadores de desórdenes contra los judíos. Y aunque en los siglos siguientes Egipto fue casi siempre un lugar relativamente seguro para los judíos, Alejandría conservó su tradición antisemita produciéndose brotes antijudíos esporádicamente.
Aún así, bajo este entorno, la que se llamó Escuela judía de Alejandría resultó fuertemente influenciada por la filosofía griega. Pues los judíos, al estudiar la filosofía, encuentran conceptos espirituales y morales que desean conciliar con la Ley Mosaica, considerando, a su vez esta ley,como fuente en la que se inspiraron aquellos grandes filósofos, especialmente Platón. El método para demostrar esta identidad fue la interpretación alegórica, método ya conocido por los judíos de Palestina y muy estimado en los ambientes griegos. Concretamente diremos que la Escuela de Alejandría o Escuela neoplatónica de Alejandría es una corriente de filosofía que se desarrolló en el Egipto helenístico y romano entre los siglos III y VII d.C., caracterizada por la tendencia a la erudición y al sincretismo entre ideas filosóficas (tomadas del neoplatonismo y la filosofía de Aristóteles) y religiosas (procedentes del gnosticismo y el cristianismo).
El ocaso de esta floreciente Escuela de Alejandría, se debe a la persecución contra las religiones monoteístas emprendida por los emperadores romanos, situación que mermó considerablemente esta actividad intelectual, concluyendo totalmente con la conquista de Egipto por los musulmanes en el año 640. Los más de cuatrocientos años de vigencia de esta escuela, nos da una perspectiva de la importancia de este Crisol de Ideas, laboratorio del razonamiento y del saber abstracto, cuyas conclusiones tienen una poderosa influencia en la teología del cristianismo primitivo.
Ahora bien, comprendiendo el vocablo Exégesis (guiar hacia afuera, explicación, interpretación) como un concepto que involucra una interpretación crítica y completa de un texto, especialmente religioso, como el Antiguo y Nuevo Testamento de la Biblia, el Talmud, el Midrásh, el Corán, etc… Así diremos que un exégeta es un individuo que practica esta disciplina, que es lapersona que interpreta o expone un texto; siendo la forma adjetiva, la palabra exegético.
Pues bien, entre las ramas de la Escuela Filosófica de Alejandría, nos encontramos con la Escuela de Exégesis Cristiana, considerándose a sí misma, como la sucesora de la Escuela Judía, caracterizada esta por el sincretismo y el eclecticismo, con que se intenta aplicando los métodos del platonismo estoico, hermanar la filosofía griega y el cristianismo. A esta Escuela pertenecen, entre otros, alternamente El judío copto Filón del cual ya hablamos en anterior artículo de ésta columna, el filósofo griego-cristiano: Clemente y el considerado padre de la Iglesia Griega: Orígenes de Alejandría.
Orígenes fue el teólogo y exégeta más eminente de la primitiva Iglesia. Nació en Alejandría, sobre el año 185, en el seno de una familia cristiana. Su padre, Leónidas, murió mártir en la persecución del emperador Severo (202). Orígenes, fue conocido por el sobrenombre de Adamantius, hombre de acero, sobrenombre usado por Eusebio de Cesárea por su ejemplo de vida ascética y trabajadora, además de modesto, enemigo de la vanidad. No encontramos referencias personales en sus escritos. Lo que sabemos de él se lo debemos a tres fuentes distintas. Una, Eusebio de Cesárea, quien en su aprecio a Orígenes, le consagra casi todo el libro sexto de su Historia eclesiástica. Que recoge en él la correspondencia de Orígenes, tan necesaria para bosquejar su perfil biográfico. Otra, el Discurso de despedida de Gregorio el Taumaturgo, importante documento tanto para conocer la vida personal de Orígenes como para entender su método de enseñanza. Finalmente, Jerónimo menciona a Orígenes en su De viris illustribus, 54, 62, y en una de sus cartas, Epist. 33.
Orígenes, siendo muy joven, fue profundamente afectado por el martirio de su padre Leónides, durante la persecución del emperador Severo; tiempo después, su rivalidad con el obispo Demetrio, que le reprochó haberse hecho ordenar sacerdote sin su consentimiento, lo llevó a exiliarse en Palestina. Posteriormente sobrevino la persecución de Maximiliano y Orígenes tuvo que ocultarse, pasando luego a Grecia y Arabia. En virtud de un edicto de Decio, fue encarcelado, cargado de cadenas, y puesto en el tormento, pero no decayó por eso su ánimo, y en la cárcel misma escribió una obra célebre contra Celso. Muere en Tiro, actual Líbano, hacia el año 254 de nuestra era.
Se dice que mientras Orígenes estuvo en Alejandría, tuvo contacto con gnósticos valentinianos y que recibió una gran influencia de platonistas como Ammonio Sakkas; que leyó extensivamente las obras de Filón El Judío, quien era un contemporáneo de Jesús de Nazaret y quien había escrito comentarios sobre la Torá. También se afirma que sucedió a Clemente al frente de la escuela cristiana de Alejandría, misma que convirtió en un prestigioso centro de teología.
Orígenes escribió, según testimonio de San Jerónimo, alrededor de 800 obras, la mayoría referidas a comentarios sobre la Biblia. Fue proverbial entre sus contemporáneos su gran capacidad para el trabajo. Las obras de interés filosófico son: Contra Celso (refutación, en ocho libros, de las críticas dirigidas contra el cristianismo por el neoplatónico Celso) y Sobre los principios (cuatro libros); También han llegado hasta nosotros el libro Sobre la oración y exhortación al martirio y algunos fragmentos de su monumental Biblia conocida como Hexapla, que presentaba en varias columnas el texto bíblico hebreo y varias versiones en otras lenguas.
Sus obras sobre la Biblia se dividen en tres categorías: Escolios, es decir, explicaciones a pasajes difíciles; Homilías, prédicas tendentes a ilustrar libros enteros de las Escrituras, y Comentarios, examen sistemático de los textos. En estos últimos, Orígenes aplica una exégesis simbólica, distinguiendo en la Escritura tres niveles de significado, correspondientes a las tres partes de la naturaleza humana: la física, la psíquica y la espiritual. En la Escritura, pues, se da un sentido literal, que se limita a considerar los hechos históricos narrados; un sentido moral, que descubre en la historia orientaciones éticas, y por eso interpela a la voluntad, y un sentido místico, perteneciente a la profundidad del misterio de fe oculta en la letra.
En sus obras doctrinarias (Contra Celso y Sobre los principios), Orígenes expone su pensamiento filosófico, en el que se muestra deudor del platonismo, del estoicismo y del neoplatonismo. Orígenes, postula la creación del mundo ab aeterno, como corresponde, según él, a la inmutabilidad de Dios y a su bondad, la cual por su propia naturaleza tiende a una manifestación y donación continuas. Cree Orígenes que todas las almas provienen de un mundo preexistente, donde los que hicieron uso de su libertad en contra de Dios, fueron condenados a unirse con el cuerpo; es el caso de los hombres. Los demonios serían seres cuya desobediencia fue mayor, y por eso cayeron más abajo. Solamente el alma de aquel hombre que sería Jesús, permaneció devota y unida al Verbo hasta identificarse plenamente con él. Orígenes enseñó que Dios, todopoderoso, providente y salvador, se conoce solo por medio de Jesucristo, tal como fue anunciado por las escrituras judías y testimoniado en el Nuevo Testamento. Jesucristo pre-existió como la PalabraEterna (Logos) y es el origen de la creación universal. Al explicar el misterio de la Trinidad (tema que abordaremos ampliamente en el siguiente artículo de ésta columna al hacer un análisis sobre el pensamiento de Plotino), Orígenes sostiene que: la distinción de las personas predomina respecto a la unidad de substancia, de tal forma que sólo el Padre es verdaderamente Dios, en cuanto es el único “no-engendrado”; el Hijo ha sido engendrado, y por esa razón es un Dios secundario; su acción se halla limitada a los seres racionales. El Espíritu Santo deriva del Hijo y extiende su acción únicamente a los santos.
Por su parte, la redención del pecado es ofrecida por el Verbo a todas las criaturas. Pero la escatología de Orígenes se resume en la apocatástasis (esto es, el retorno de todas las cosas o de cualquiera de ellas a su primitivo punto de partida), según la cual al final de los tiempos tendrán fin el infierno y las penas previstas para los condenados y cada cosa será restituida a su estado originario de proximidad con Dios.
Las enseñanzas de Orígenes contienen también muchas especulaciones sobre temas en que la Iglesia de su época no se había definido. Sus ideas, recuperadas y sistematizadas en los siglos siguientes por una corriente de pensamiento llamada origenismo, suscitaron vivas controversias y fueron finalmente condenadas. Y aunque algunas de sus ideas resultaron, como ya dijimos, erróneas a la luz del desarrollo posterior de la doctrina católica. No por eso se puede negar la validez del resto de sus enseñanzas. Pues a pesar de que muchas de sus doctrinas hayan sido consideradas heterodoxas, Orígenes fue un gran sistematizador del pensamiento cristiano, cuyo influjo habría de ser muy notorio en la escolástica que analizaremos también en próximos artículos de esta columna Ágora, editada por Crisol de Ideas.
Por lo que respecta a la obra escrita de Orígenes que ha llegado hasta nuestros días, diremos que es más bien escasa. Se encuentra fundamentalmente en citas registradas en crónicas, tratados de otros autores y las traducciones de San Jerónimo, Rufino y Ambrosius Traversarius. No obstante, se conservan El Exaplos y Los Principios y la Defensa del Cristianismo. Donde Orígenes, en ellos,aseveró que conocía más de veinte versiones de los Evangelios, quejándose por el pésimo estado de conservación de esos documentos y por las malas interpretaciones que hacían aquéllos encargados de escribirlos. En su libro Principios, refiriéndose a estos, dice: “Hay cosas que se nos refieren como si fueran históricas y que jamás han sucedido y que eran imposibles como hechos materiales y otras, aun siendo posibles, tampoco han sucedido”.
Paradójicamente como consecuencia a su opinión heterodoxa, la primera víctima de la intolerancia y la dictadura de la Iglesia Católica, fue precisamente Orígenes, quien afirmaba y decía, que el Cristianismo había tomado y adoptado toda la Filosofía Griega y que gran parte del dogma cristiano provenía de ésta y no del Espíritu Santo. Por eso es que fue desterrado, sometido al tormento y al insulto hasta su muerte. Por esta simple, pero profunda y verdadera afirmación, la obra entera de Orígenes, fue prohibida y anatematizada por la Iglesia Católica, en el concilio de Constantinopla en el año 553. La Iglesia Cristiana más grande del mundo, mejor conocida como Iglesia Católica Apostólica y Romana, nunca aceptará tener un origen derivado del razonamiento del hombre, pues esta tesis la contrapone a su origen divino.
Para concluir este capítulo de nuestra investigación sobre la historia y desarrollo de la filosofía, es preciso señalar de manera concreta que Orígenes fue el sublime maestro de la doctrina cristiana y que, en su época, ejerció una extraordinaria influencia como intérprete de la Biblia. Orígenes, sabio y mártir, siendo una de las mayores inteligencias que la humanidad ha conocido, cuyo ideal era establecer la revelación mesiánica sobre bases rigurosamente científicas, fue un exponente privilegiado de la gnosis ortodoxa y el primero en concebir un sistema completo del cristianismo, integrando las teorías neoplatónicas.
Concretando diremos que: a dos siglos de Jesús de Nazaret, la naciente religión cristianaseguía experimentando en su conformación, una considerable fundición de ideas con la filosofía griega. Sincretismo en el cual fincaba su razonamiento teológico, que vendría a desarrollar una revolucionaria forma de pensamiento filosófico, místico y dogmático, que el cristianismo va aglutinando ya desde ese entonces, volviendo consecuentemente dogma la ideología griega, e iniciándose así, la época más negra de la Filosofía, al entrar en acción la intolerancia hacia otras formas del pensamiento humano. Intransigencia misma que duraría hasta el Renacimiento.
Es Cuanto…