El agua en el mito y en la realidad


Ángel Alvarado Raya
“Lo único que impide a Dios mandar un segundo diluvio,
es que el primero fue inútil. ”
Charles Chaplin
También está donde no la podemos ver, como en el aire mismo, en nuestro cuerpo, en los alimentos y bajo la tierra.
El agua es necesaria para la vida del hombre, los animales y las plantas, es parte importante de la riqueza de un país; por eso debemos aprender a no desperdiciarla. Todos sabemos que el agua es indispensable para la vida y que si dejáramos de tomarla moriríamos en pocos días, ya que un 70% de nuestro cuerpo está constituido por agua; encontramos agua en la sangre, en la saliva, en el interior de nuestras células, entre cada uno de nuestros órganos, en nuestros tejidos e incluso, en los huesos, además de agua para beber, nosotros los seres humanos utilizamos agua en casi todas nuestras acciones, es decir, la requerimos para preparar alimentos, lavar ropa o trastes, aseo personal, riego de cultivos, cría de animales, fabricación de productos, producción de energía, etc.
Si bien la imagen del agua, en el relato bíblico, es de una frecuencia tan amplia y permanente, que excede con mucho los comentarios paganos que se han hecho sobre la misma, hemos elegido, estas pocas palabras para introducir nuestro tema, en ellas encontramos la presencia de la tierra aún vacía y estéril y, en contraposición con ella, el agua, fuente de vida, Espíritu de Dios ya ha hecho fértil desde los primeros instantes de la Creación.
El diluvio en distintas culturas:
Al examinar las más antiguas leyendas de la humanidad, encontramos en todas ellas el motivo dominante de los mitos del agua, entre ellos el relato de una catastrófica inundación que en los más remotos tiempos sumergió a toda la tierra, es decir que la leyenda del diluvio ocupa, sin duda, un primerísimo lugar; en todos los tiempos, hasta los últimos límites de nuestro horizonte histórico, dicho fenómeno ha exaltado al máximo la imaginación humana, despertando igual interés en los campos religiosos científicos y artísticos.
En el Génesis dice “en un principio hizo Dios el Cielo y la Tierra. Y la Tierra era grande y desierta, y la oscuridad cubría el abismo; y el Espíritu de Dios sobrevolaba el agua.”
La más antigua e históricamente documentada narración del tema nos fue revelada en el año 1872 por unas pocas tablas de escritura cuneiforme que contenían fragmentos del poema épico babilónico, también llamado leyenda del héroe solar Gilgamesh. En dicho relato se apresta el héroe a realizar un viaje a la isla de los bienaventurados, para pedir consejo a su antepasado Ut, a quien los dioses han regalado la inmortalidad, pues Gilgamesh teme a la muerte y desea lograr la posesión de la hierba de vida. Para llegar a tal país, rodeado de un mar jamás cruzado, debe el héroe ir a las aguas de la muerte, travesía llena de peligros. Desde su nave Gilgamesh invoca ayuda de Ut, pero éste no puede aconsejarle cómo evitar una muerte decidida por los dioses; sin embargo, el héroe le pregunta como ha logrado él, la inmortalidad, narra el antepasado la historia del diluvio universal. EI dios Bel señor de la Tierra, aconseja a los dioses como castigo para los habitantes de la pecadora ciudad de Suruppak, la destrucción de todos los hombres con un terrible diluvio. Pero Él, dios del mar, se aparece en sueños al rey Ut y lo previene; tras lo cual, siguiendo consejos del propio Ea, fabrica un arca, engañando con varios pretextos a los habitantes de la ciudad acerca del motivo de tal construcción. En el arca salva el rey a toda su familia, sus bienes y toda clase de animales. El cielo se abre: las aguas suben tan altas que hasta el continente celestial es sumergido, a tal punto que los mismos dioses se aterrorizan. Seis días y seis noches dura el diluvio, tras el cual los hombres muertos son devueltos a la tierra. Tan solo el arca viaja segura hacia el monte Nisi, y Ut envía a Ur una paloma, una golondrina y un cuervo y, al ver que ninguno de ellos regresa, sale con su familia de la nave y celebra un sacrificio en la cima del monte Bel; airado de que un hombre haya escapado a la destrucción universal, es calmado por Ea, quien le hace ver la verdadera justicia de castigar únicamente a los pecadores y no a los buenos y justos. Tal es, en forma suscrita, el relato babilónico del diluvio.
Del más antiguo texto histórico sobre el tema se podría entonces presumir que: “el gran diluvio no es, a grandes rasgos, más que la representación de la muerte a la que ningún hombre puede sustraerse, y que la muerte ha entrado en el mundo”.
Sólo como consecuencia, necesaria del pecado; la creencia era difundidísima entre todos los pueblos primitivos, en cuyo espíritu estaba profundamente radicada la fe en la inmortalidad y en la resurrección, por lo tanto, el verdadero significado del mito del diluvio consiste, tal vez, en esta inmortalidad como el máximo bien. Como de un misterio, como de un secreto divino. Hasta el gran diluvio de la muerte que parece destruir en un instante toda la vida, revela su impotencia: una nueva tierra resurge tras él, contra la que nada puede, ni contra el hombre ya hecho bueno y cuya verdadera naturaleza la constituye una esencia inmortal. El agua, base fluida de las cosas y altísimo elemento generador, es una mística trinidad de vida, muerte e inmortalidad, y así como para el hombre primitivo las transformaciones son solo aparentes, así para ellos, también la muerte se reduce a otra forma de la vida misma. Las aguas de la muerte rodean, de hecho, el paisaje los bienaventurados, los bosques de la inmortalidad. A la muerte ningún hombre puede escapar; sin embargo, sólo la vida eterna constituye el ser verdadero.
La verdadera leyenda del diluvio, en su estricto significado, tampoco resulta importante en la vida intelectual de los antiguos hindúes. Las ideas y relatos cosmogónicos y mitológicos tienen ciertamente aquí una importancia mucho mayor, así como para los egipcios y los babilonios, surge siempre en los textos védicos la idea y la doctrina que señala “que, en el principio de todas las cosas, existió el agua primigenia “
En forma algo incierta y nebulosa emerge de la antigua mitología y cosmogonía de los griegos la idea fundamental de la leyenda del diluvio. También para Homero, los mundos y los dioses han surgido de las aguas del océano. La lucha de Apolo con la serpiente Pitón se relacionan ciertamente con el diluvio. Las más marcadas características de dicha leyenda las encontramos en el mito de Deucalión y su mujer Pirra, quienes, cuando Zeus quiso destruir la infame raza humana de la edad de bronce, fueron salvados por el dios y por consejo de Prometeo, construyeron una nave y desembarcaron en los montes; por advertencia del oráculo de Delfos formaron a los nuevos hombres arrojando tras de sí los huesos de la gran madre tierra, es decir, las piedras.
Entre las tribus norteamericanas encontramos la interesante leyenda de los álgonquines, escrita en caracteres pictográficos, denominada Walum-olum. En ella la poderosa serpiente Maskanako se presenta entre los hombres que se habían vuelto malos y se mataban unos a otros. Con el custodio de la muerte lucharon los pequeños hombres, dicen las pinturas que: entonces Maskanako trajo a la serpiente negra del agua furiosa, que destruyó toda vida y sumergió las montañas, el que nació arrastrándose, el gran padre de todas las criaturas, Manotozho, vivía en la isla de las tortugas y todos los hombres en peligro de ahogarse trataron de llegar a él; muchos fueron dispersados por la furia de las aguas, pero algunos lograron alcanzar la isla de las tortugas, las cuales hicieron retornar el líquido a sus cauces, junto con el gran maligno.
Otras tribus recogen también la senda de Kichabazo, entre ellos los Iroqufes y los Cherokíes, quienes festejaban, además, según descripción de exploradores europeos que alcanzaron a verlo, un rito en recuerdo del diluvio: el mismo se realizaba en primavera, y un cilindro de tres metros de altura que simbolizaba una gran canoa (el Arca) que se erigía en cada aldea.
En el célebre códice americano Chimalpoca (leyenda de los soles) se narra una leyenda que reúne el mito del diluvio y el del invento del fuego.
El libro religioso de la cultura maya el “ Popol Vuh” presenta una novedosa variante, en la cual menciona que: “los dioses descontentos de los animales que no saben hablar, para rendirles las debidas honras, deciden crear los hombres de arcilla, pero al verlos incompletos, los destruyen con un gran diluvio; tampoco los conforma la segunda generación humana, hombres de madera y mujeres de resina, y un terremoto los aniquila pero la tercera generación; nacida del maíz es tan perfecta que los dioses se asustan y les quitan algunas virtudes para que no sean demasiado semejantes a ellos.
Mucho se ha escrito y disertado acerca de estas leyendas del diluvio, discutiendo sus posibles orígenes y sobre cómo ha sido posible que las mismas se difundiesen en casi todo el mundo, pero la creencia general era de que se trataba de un único y exclusivo mito.
En la Biblia el diluvio es esencialmente un castigo divino por las culpas de los hombres, es decir que su significado es exclusivamente ético-moral, desapareciendo la particularidad de que aún no hubiesen sido creados los hombres. Aquí el relato no contiene características cosmogónicas, pues pertenece a una religión monoteísta en la cual domina la adoración de un único dios, que es espíritu. Una moderna y científica explicación advierte, en cambio, la posibilidad de que también la versión bíblica del diluvio sea recuerdo de un gran fenómeno natural de proporciones catastróficas ocurrido en el tiempo. Tal catástrofe habría podido así producirse en las más diversas regiones en algún momento de su historia, dando lugar a una misma tradición. Otros estudiosos opinan que la leyenda del diluvio tiene una fuente común en un suceso acaecido en las bajas planicies de la antigua Mongolia; al emigrar los pueblos nómades en las mas diversas direcciones y llevaron consigo un recuerdo de horror y aniquilamiento.
Sin embargo, la creencia mas difundida y aceptada consiste en reconocer en la leyenda del diluvio un verdadero mito, es decir, una cosmogonía, una creación poética del espíritu humano. Diferenciar al mito del diluvio, en su sentido tal del mito cosmogónico del agua, es arduo trabajo. Este último es ciertamente preponderante y casi siempre la leyenda del diluvio se nos presenta como un cuadro del estado del mundo primitivo, una narración del primer origen de las cosas. Por eso opinamos que debe verse en el estricto significado de la leyenda del diluvio tan solo una desviación de la universal mitología cosmogónica. Todas las leyendas son narraciones de un mito del agua, extraordinariamente difundido en toda la tierra, que forma el núcleo y corazón de la concepción naturalista mitológica del universo, como la tenía la humanidad primitiva, y que abarca una consideración especial del mundo.
Las cosas han nacido del agua y la vida se ha formado en ella; también del fuego, del aire, de la tierra, de los animales, de las plantas y de las piedras puede ella proceder, pero sobre los tres antiguos elementos, fuego ,tierra y agua, se aventaja el agua en el concepto mitológico del universo, pues en forma absoluta totalmente excepcional es ella elemento productor, creador y fecundo. Que el agua fuese la universal generatriz era la creencia más difundida y conocida. Vida es el agua no otra cosa; el agua es fuerza vital, vehículo vital ,elemento esencial de la vida,
Pero si el agua es vida, también es muerte y principio de muerte para el hombre primitivo, y esta doble imagen y este doble lenguaje acompaña siempre le antiguas leyendas.
Como sabemos, el agua es un líquido incoloro, insípido e inodoro; es decir, no tiene color, sabor ni olor cuando se encuentra en su mayor grado de pureza. Es un elemento vital ya que sin ella no sería posible la vida de los seres vivos (animales o plantas).
El agua ha sido importante en nuestro planeta desde que se inició la vida, reflejándose en la historia. En nuestro país, antes de que llegaran los españoles, los indígenas adoraban a Tlaloc y Chac, dioses viejos, dioses de la lluvia; indispensables para que el agua no faltara.
Los Nahuas creían que los niños eran un regalo de los dioses y que antes de ser niños, nadaban en el agua en forma de pececitos de jade.
Los antiguos griegos consideraban que el agua era uno de los cuatro elementos básicos del universo. Esta creencia viajó por todo el mundo durante siglos sin perder fuerza; hoy, los científicos afirman que el agua existió desde la formación de la Tierra y que en los océanos se originó la vida.
El agua siempre ha estado presente: en mitos o leyendas, en una cascada, para la limpieza, para calmar la sed o como medio de transporte. Pero, más que ser famosa, el agua es una “estrella” de actualidad porque ahora se saben más detalles del agua que son vitales para que nuestro planeta siga funcionando, por ejemplo: regula el clima de la Tierra conservando temperaturas adecuadas; su gran fuerza genera energía; el agua de la lluvia limpia la atmósfera que está sucia por los contaminantes; y algo más: en los poblados y ciudades el agua se lleva los desechos de las casas e industrias. Todo eso hace que el agua sea un elemento insustituible y muy valioso que debemos cuidar.
El agua en Morelia:
El agua potable es indispensable para la vida del hombre, pero escasea en la medida que la población aumenta y porque lamentablemente es desperdiciada por personas ignorantes y carentes del sentido de responsabilidad y solidaridad humana. Después del aire, el agua es el elemento más indispensable para la existencia del hombre. Por eso es preocupante que su obtención y conservación se esté convirtiendo en un problema crucial; por ello debemos empezar a actuar.
Traer agua a la ciudad es muy difícil y muy costoso; casi toda la que consumimos proviene de sitios muy lejanos. De la totalidad de agua que hay en el mundo menos del 1% se puede ocupar para el uso y consumo humano; ya que el 2.3% está congelada y 97% es salada.
En el municipio de Morelia, actualmente se están distribuyendo en promedio, alrededor de 335 litros por habitante al día, cantidad que debe alcanzar para la población actual y las futuras generaciones, sin embargo ni una gota llega a nosotros por arte de magia.
El agua que sale de la llave recorre mucho camino para poder llegar a donde la vamos a utilizar, además pasa por un proceso de desinfección mediante cloro. Todo esto requiere del esfuerzo de cientos de personas y costosas obras, ésta es la razón por la que pagas el servicio de agua.
Debemos reducir nuestro consumo sin dejar de satisfacer nuestras necesidades pues en nosotros está el aprovecharla para que no nos falte:
Tenemos que aprender urgentemente a convivir y valorar el agua, ya que actualmente los mantos freáticos, lagos, ríos y lagunas se encuentran contaminados por descuido, como ocurre en el Lago de Cuitzeo, que recibe alrededor de 700 toneladas anuales de fósforo presente en las heces fecales que descarga el Río Grande que atraviesa la ciudad, además del acuífero del poniente de la ciudad, es decir, todo lo que comprende La Mintzita, el Cerro del Águila y Los Itzícuaros, donde se encuentra agua desde los cinco a diez metros de profundidad hasta los 200 mts, lo que lo hace muy importante porque dotará a la ciudad de agua en los próximos dos siglos, pero que actualmente cuenta con un grado de contaminación muy alto debido a los tiraderos de basura que se encuentran por el rumbo, ya que filtran todos los lixiviados de los desechos que caen a los acuíferos, contaminándolos con metales pesados.
Los ríos Chiquito y Grande son utilizados como canales de desperdicio y basura, siendo que ambos producen agua potable, pero que no se les aprovecha al cien por ciento, aun cuando ambos alimentan, y no son más que receptores de basura y aguas negras, por lo que hace falta un verdazo esfuerzo de la ciudadanía y gobierno para solucionar dicho problema.
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Mitos y leyendas sam berg
La biblia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Diluvio_universal
http://mx.geocities.com/ludwing2/diluvio_universal.htm