La historia de la Papisa

 La historia de la Papisa

Abraham Ramírez Álvarez

Aproximadamente en el año 822 en Ingelheim am Rhein, Alemania nace un personaje misterioso y de mucho mito, una mujer llamada Juana quien llegó a ser Papa. La historia cuenta que su padre era un respetado monje en Ingelheim y que tenía las ideologías de la época, es decir, creía que sólo lo que está en las escrituras es la verdad, entre las costumbres de la época él estaba de acuerdo en que las mujeres no pudieran aprender las artes, así como escribir y leer, inclusive llegaban a tener castigos, de ser vistas en la práctica de éstas, como por ejemplo quemarles partes del cuerpo o azotes en la espalda.

Juana, rodeada en ese ambiente, empezó a estudiar a escondidas de su padre con ayuda de sus hermanos, aprendía muy rápido, entró en la religión como copista  con el nombre de Johannes Anglicus, que traducido seria Juan el Inglés.

Durante esta estancia en el monasterio tuvo la oportunidad de viajar a otros monasterios, conocer otros lugares y conocer a grandes personajes de la época como la emperatriz Teodora de Constantinopla, al rabino Isaac Israelí en Atenas y estuvo en la corte del rey Carlos el Calvo.

En el año 848 d.C. obtuvo un puesto de docente y un puesto en la Curia, que era uno de los mayores medios eclesiásticos. Es por ello que es presentada al papa León IV y enseguida se convirtió en su secretaria, para los asuntos internacionales. Tras la muerte del papa León IV le sucede Juana como papa llamándose Benedicto III o Juan VIII. Dos años después, Juana que disimulaba un embarazo que se cree fue fruto carnal con el embajador de Sajonia, quien conocía la identidad de Juana y se había enamorado de ella, en la procesión del Vaticano o la Santa Sede, empezó a tener unas fuertes contracciones y parió en público, lo que sería de gran revuelo y controversia.

Juana fue llevada a las afueras de la ciudad y amarrada por una extremidad a un caballo, el cual iba arrastrándola mientras la gente enojada y humillada le gritaba y arrojaba piedras y palos hasta morir, donde muere se le enterró y se puso la inscripción “Petre pater patrum papissae prodito partum”, aunque otros estudiosos del caso mencionan que murió en el parto.

Con la muerte de Juana que hoy día la conocemos como Papisa, la Santa Sede borró de la historia esta etapa en que ejerció hasta el más mínimo dato, se nombró un nuevo papa, Benedicto III, se le puso la fecha de nombramiento en el año 855, hubo tiempo después otro papa Juan, pero no se le puso Juan IX, sino Juan VII.

La historia de Juana obligó al Vaticano a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los papas electos. Esto consiste en una silla perforada por abajo, los futuros papas se sentaban en ella y un eclesiástico encargado de la verificación debía meter la mano y si, todo salía bien, debía decir en palabras latinas “Duos habet et bene pendentes” es decir, tiene dos y cuelgan bien.

El tiempo que ocupó en el papado la Papisa, según Martín de Troppau fue de dos años, siete meses con cuatro días, quien también menciona que Juana fue llevada a estudiar por su amante y que ya de papa fue cuando quedó embarazada de uno de sus trabajadores de confianza.

El papado hoy día critica estas teorías de la papisa, quienes mencionan que es un invento de la imaginación y algunos historiadores ponían argumentos de que, no podía ser que los historiadores de la época no hubieran hecho su trabajo, pasar por inadvertido este hecho aunque hay otro grupo de historiadores que creen posible la historia de la papisa.

Isauro Gutierrez

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