4 de julio

 4 de julio

Arturo Alejandro Bribiesca Gil

A mis familiares en “el otro lado”.

Ayer, 4 de julio, se cumplieron 243 años de la declaración de independencia de los Estados Unidos de Norteamérica; nuestro poderoso vecino. Debido a que mi madre es migrante y reside desde hace más de 30 años en California, he pasado varios cuatros de julio por aquellos rumbos –todos en mi niñez y adolescencia, habiendo disfrutado mucho el estilo gringo de celebrar su independencia, muy distinto al nuestro by the way; por esos momentos, dicha fecha tiene para mí un significado especial, y debo decir que también porque la película Día de la Independencia (1996), de Will Smith, me encantó y la he visto decenas de veces. ¿Cuenta cómo gusto culposo?

No es mi pretensión seguirlos aburriendo como historias de mi niñez ni con mis gustos peliculeros, la intención es compartir con ustedes algunas pinceladas maravillosas del texto de la Declaración de Independencia proclamado por las Trece Colonias al emanciparse de la Corona Británica, allá por el año de 1776, en Filadelfia.

Comenzamos:

que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad

que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.

toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada.

cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad.

Interesantes palabras de Jefferson, Adams, Huntington, Franklin y otros más, menos famosos, pero no menos importantes para la historia; de las cuales quiero destacar dos ideas fundamentales: la igualdad de todas las personas y la búsqueda de la felicidad. No sé a ustedes, pero a mí se me hace fantástico que la nación más poderosa de la tierra siente sus bases en la igualdad y en la búsqueda de la felicidad, puede sonar discursivo, hasta poético, y la realidad ha sido otra, pero no deja de reflejar la visión de aquellos grandes hombres.

En fin, a donde quiero llegar después de todo este rollo, es que les suplico por favor amables lectoras, lectores y lecteres –Gil Games dixit que por favor sean humildes y felices, nadie es más ni menos, solo somos distintos, y todos nos merecemos siempre el mejor trato. Y esto, no porque lo diga yo y miles de incinerables libros de superación personal, sino porque los dijeron los padres fundadores de Estados Unidos, cientos de años antes de que Trump viniera a jodernos la existencia.

Otrosí: Por cierto, hablando de “America”, nunca había visto una cuadrilla demócrata con tanta cantidad y calidad, al menos no en elección como oposición y enfrentando al Presidente en funciones; sin duda, cualquiera de los contendientes con verdaderas posibilidades, hará un gran papel frente al bully naranja.

Isauro Gutierrez

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